jueves, 23 de febrero de 2012

Mi primer reportaje en televisión como escritora de cuentos

No sé si saldrá algo de aquí, pero como recuerdo para Hugo cuando sea mayor creo que puede estar bien. Si quieres ver lo que él verá, ve directamente al minuto 28:49
http://bcove.me/ond6jmoz

lunes, 6 de febrero de 2012

Hugo se convierte en cuidador del zoo

Hoy es un día muy especial para Hugo porque sus primos han venido de visita a casa de la abuela. Iván y Laura viven en otra ciudad y han viajado con sus papis para pasar unos días.  Hugo tiene tantas ganas de verlos que no ha parado de preguntar por ellos desde que se ha levantado.
-Mamá, mamá, ¿cuándo vamos a ver a los primos?
-Dentro de un ratito –le contesta su mamá muy sonriente-. Pero primero hay que desayunar, ya sabes que para hacerse fuerte hay que tomar mucha leche...
Y antes de que su mamá terminara la frase, Hugo ya tenía el biberón en la mano.
-Toma mamá –le dice mientras le da el bibi para que se lo llene de leche-. ¡Quiero un bibi mu gande mu gande!
- Ja ja –ríe su mamá-. Muy bien hijo, te voy a preparar el bibi más gande del mundo.
Mamá le hace un super bibi y Hugo se lo bebe muuuuuuuuyyyyy rápido, porque piensa que así verá antes a sus primos. 
-Mamá, ya he terminado. ¿Cuándo nos vamos? –le pregunta Hugo impaciente.
-Todo a su tiempo cariño. Tenemos que vestirnos, o ¿quieres salir en pijama a la calle?
-No mami, en pijama no –contesta muy sorprendido.
Su mamá le pone un pantalón, su camiseta preferida de Mickey Mouse y las zapatillas de deporte para que pueda correr mucho con sus primos.
-Ahora tienes que hacerme un favor –le dice su mamá y le guiña un ojo-. Ir al salón y decirle a papi que se vaya arreglando mientras yo preparo la bolsa para salir. Además tengo que hablar por teléfono con el tito Pedro y la tita Eva para quedar a una hora e ir juntos a un sitio que os va a gustar mucho a todos.
- ¿A dónde mami? –pregunta el Hugo curiosón.
-Es una sorpresa –le dice mamá-. No puedo decírtelo todavía…
-¿Por qué no? –pregunta haciendo pucheros-. Yo quiero saberlo…
-Porque las sorpresas no se pueden decir y si te lo digo dejaría de ser una sorpresa. Es como cuando te dan un regalo –intenta explicarle su mamá-. Tienes que esperar a abrir el paquete para saber que hay dentro.
-Ah, claro –dice Hugo poco convencido.
-Y ahora, ve a avisar a papá –le dice mientras le acaricia la cabeza.
Hugo entra como una bala en el salón y saltando feliz como una perdiz.
-¡Papi papi! –le grita casi al oído-. Levántate del sillón y vístete que nos vamos a un "sitio sorpresa".
-Y ¿cuál es ese sitio sorpresa? –le pregunta con mucha curiosidad.
-No te lo puedo decir papi, si te lo dijera ya no sería una sorpresa…Además tampoco lo sé, mami no me lo ha dicho.
-Ja ja –ríe papi muy divertido-. Seguro que es un lugar muy bonito.
Hugo y su papá salen del salón y ayudan a mamá a terminar de preparar  la excursión.
-¡Ya está todo listo! -exclama mamá muy contenta-. ¡Nos podemos ir!
 -¡Biiiiiiiieeeeennnn! –grita Hugo mientras da saltitos de alegría-. ¡Vamos a ver a Iván y a Laura! ¿Viene también la prima Paula al sitio sorpresa?
- Si cariño –contesta mamá-. Vamos todos.
Hugo, mamá y papá se suben al coche y no tardan mucho en llegar a casa de la abuela, donde se lleva la primera sorpresa del día porque su primo Iván se monta con él en el coche. Está tan nervioso que no deja de preguntar por el "sitio sorpresa", pero nadie le dice nada, ni siquiera su primo que si lo sabe.
Cuando llegan a la puerta del "sitio sorpresa", Hugo sigue sin saber donde están, pero en cuanto entran se le ilumina la cara ¡Están en el zoo! Primero  se encuentran con tres osos enormes, después con dos elefantes grandes, un león, una leona, un tigre y un…
¡Un camello! –grita Hugo muy contento-. ¡Qué bonito! ¡Es el camello del Rey Mago!
Todos se sorprenden porque nunca habían visto un camello tan blanco como éste. Además han tenido suerte porque es la hora de comer y su cuidador le ha traído un montón de hierbas ricas y frescas.
-¡Qué raro mueve la boca! –grita Hugo mientras intenta imitar al animal comiendo.
A sus primos les hace tanta gracia la cara que pone que se echan a reír como locos y Hugo también. Pero cuando llega el momento de irse, Hugo se coge un fuerte berrinche.
-Bua bua bua!!! –llora desconsolado Hugo- ¡Me quiero quedar con el camello! ¡Quiero darle de comer!  
-Cariño –le dice su mamá mientras le da la mano-, el zoo está lleno de animales bonitos  y todavía nos quedan muchos por ver. Además les puedes dar de comer, ¿qué te parece?
-¿Darles de comer? -le pregunta a su mamá entre lágrimas-. ¿Cómo si fuera el cuidador?
-Claro -le contesta su mamá mientras le enseña un trozo de fruta-. Puedes darle este pedacito de manzana al próximo animal que veamos.
A Hugo le parece muy buena idea convertirse en cuidador de animales y deja de llorar. Pero ¿cuál será el siguiente animal que vea? ¿Será grande o pequeño? Hugo no tardará mucho en descubrirlo.
-Mira este árbol Hugo –le dice su papá mientras le levanta en brazos para que lo vea mejor-. ¿Ves el animalito que hay en la rama?
-Sí, papá –contesta Hugo. Y ¿qué animal es?
-Es una ardilla y está comiendo.
Hugo acerca su cabecita a la rama para verla mejor. La ardilla tiene en sus manitas un trocito de galleta a la que le da pequeños mordisquitos. Mastica muy rápido y a Hugo le hace mucha gracia. Está encantado viendo a la ardilla pero quiere empezar ya su trabajo como cuidador  y le pide a su mamá el trozo de manzana. Hugo lo coge con mucho cuidado para que no se le caiga y se lo ofrece a la ardilla.
-¡Ardillita, ardillita! –le dice Hugo al animalito mientras le acerca la manzana-. Toma, está muy rica.
De repente la ardillita coge el trocito de fruta y desaparece entre las ramas del árbol. Hugo y sus primos se sorprenden mucho y empiezan a buscarla pero no consiguen encontrarla porque es muy rápida y escurridiza. Pero no importa, Hugo está contento porque le ha dado de comer como lo habría hecho el mejor cuidador del zoo. Y lo mejor es que aún le quedan un montón de animales a los que alimentar.
-¿Qué te parece si le das de comer ahora a los monos? –le pregunta su mamá-. No puedes darles la comida con la mano como lo has hecho con la ardilla porque están muy lejos, pero se la puedes lanzar. Además es muy divertido ver cómo saltan para cogerla.
-¡Si! –contesta muy ilusionado-. ¡Vamos primos! ¡Voy a darles de comer a los monos!
Hugo el cuidador les tira los pedacitos de fruta y los monos los cogen al vuelo con la mano porque son muy hábiles. Pero la manzana se acaba y el trabajo de Hugo también. Es hora de irse porque además los animales del zoo después de comer tienen que echarse la siesta un rato.
La excursión de Hugo y su familia al “sitio sorpresa” ha terminado y tienen que volver a casa. De camino de vuelta en el coche, Hugo piensa en lo bien que se lo ha pasado hoy con sus primos. Ha visto muchos animales y ha aprendido muchas cosas de ellos. Pero sobre todo ha disfrutado mucho porque ha sido cuidador del zoo por un día.