martes, 29 de septiembre de 2015

Hugo y el club de la peonza

Son las 5 de la tarde, una hora estupenda para salir a la calle a jugar con los amiguitos. Hugo no deja de mirar el reloj, aunque todavía se hace un poco de lío con las horas.

- Mamá, son ya las 6 y 20 de la noche y no he salido a jugar -dice todo preocupado.

- Tranquilo Hugo, son las 5 de la tarde y hay tiempo de sobra. Pero sabes que antes de salir tienes que hacer los deberes.

- ¡Jolín, mami! -protesta poniendo morritos de enfado-. Ya he hecho muchas fichas en el cole...

- ¿Cuántas fichas has hecho? -le interrumpe su mamá con cara de sorpresa-.  Por lo menos habrás hecho 5 o 6...o más.

- No -responde Hugo con cara de listillo-, solo una pero había que escribir mucho y eso vale por 10 fichas. Ha sido muy cansado.

- Claro, claro -sonríe su mamá-. Pues si estás tan cansado no tendrás fuerzas para jugar en el patio, así que mejor te quedas en casa a descansar. ¿Te parece buena idea?

- ¡No, no...ya no estoy cansado! Era broma, mami. Ha sido una ficha muy fácil.

- Ah, entonces todavía tienes fuerzas para hacer otra ficha en casa, ¿no?

- Sí mami, ahora mismo me pongo.

Más rápido que un guepardo, Hugo coge su estuche, saca el cuadernillo de lengua que estaba en la mochila y se pone a trabajar. En 5 minutos la hoja está hecha y él preparado para salir.

-Mamá ya he terminado, ¿puedo salir ya?

- Vale -le contesta satisfecha su mamá.

Hugo abre la puerta pero no sale, se queda pensativo un momento y va corriendo a su habitación. Después de mirar durante unos segundos a su alrededor, ve encima de la mesa lo que buscaba.

- ¡Mi "king turbo cobra", mi súper peonza! -le dice en voz alta a su mamá-. Es que es la mejor, con ella puedo hacer hasta el boomerang.

-¿El qué? -pregunta su mamá.

- El boo-me-rang -responde muy despacio y separando las sílabas porque piensa que así su mamá se enterará mejor.

- Lo siento Hugo pero el único boomerang que conozco es ese palo doblado que lanzas y vuelve...

- No mamá, no es eso -contesta el pequeño sabelotodo-. Es que no sabes nada de peonzas. Tienes que lanzarla al aire, caerte en la mano, que gire y...

- ¡Uff, qué difícil suena eso hijo!

- Pues sí, es muy complicado y no todos los niños saben hacerlo, pero yo sí, he practicado mucho.

- Muy bien, cuánto más practicas una cosa, mejor te sale, recuerda siempre eso. ¡Anda, y vete ya a hacer el como se llame! - dice de forma divertida su mamá.

Hugo sale corriendo al patio con su súper peonza en la mano. Ha descubierto lo divertido que es enrollarle una cuerda alrededor, lanzarla contra el suelo y ver como gira sobre la punta...pero ¡ojo, que no vale cualquier peonza! Tiene que ser de "punta giratoria", porque según él, es fundamental para hacer exhibiciones y se lo toma muy en serio.

A Hugo le gusta tanto este juego que ha hecho un club: el "club de la peonza". Solo hay dos requisitos: uno, tener una peonza y dos, ¡¡¡tener ganas de jugar!!! Así que el club está lleno y las peonzas no paran de girar.