domingo, 6 de mayo de 2012

El pirata Hugo Pata Palo y su nuevo amigo el cocodrilo gigante

El pirata Hugo Pata Palo está paseando por la cubierta de su bonito barco de madera y mirando el mar, algo que hace muchas veces porque le encanta el agua. El pirata es un gran nadador y utiliza su pata de palo como si fuera un remo y así va mucho más deprisa.

El pirata está pensando en darse un chapuzón, cuando de repente, a lo lejos ve una cosa grande que se mueve muy rápido por el agua. 

-¡Qué es eso que veo en el mar! –exclama preocupado-. ¡Floro, Floro ven enseguida!

El pobre loro Floro, que está dormido en el palo del mástil, se despierta con un gran susto al oír los gritos del capitán. Se tambalea y se cae al suelo de madera haciendo un ruido muy grande, ¡plof! 

Al pirata le sobresalta el estruendo, sale corriendo a ver qué ha pasado y se encuentra a su amigo despanzurrado en el suelo.

-Floro, ¿estás bien? –le pregunta el pirata muy preocupado.

- Si. ¡Vaya caída más tonta! -dice Floro mientras se arregla las plumas con el pico-. Menos mal que soy un loro muy fuerte y no me he hecho daño.

-Me alegro amigo –dice el pirata-. Y ahora levántate que tienes una misión que cumplir.

-Ya estoy listo capitán. Dígame, que tengo que hacer.

-Floro, mira allí a lo lejos –le dice señalando con el dedo hacia el mar-. ¿Ves algo que  se mueve muy rápido por el agua?

-Si capitán, lo veo –responde Floro muy asombrado- ¡Es super rápido! ¡Es casi más rápido que usted, capitán!

Al pirata no le hizo mucha gracia el comentario de su amigo, porque estaba convencido de que él era el mejor nadador de aquellos mares.

-Pues quiero que seas tan rápido como él y te acerques a ver qué es –le dice todavía un poco molesto.

-¡Voy volando, capitán!

Antes de terminar la frase, Floro sale a toda velocidad porque es un loro muy rápido… por el agua es muy torpe pero por el aire es el mejor. Y enseguida llega al lugar que le señaló el capitán, sin saber la sorpresa que se iba a encontrar.

-¡Ohhhh, es enorme! ¡Qué miedo da! –grita Floro y se tapa los ojos con las alas para no mirar más-. ¡Es el cocodrilo más grande que he visto en mi vida de loro! ¡Tengo que decírselo al capitán!

Floro vuelve al barco volando más rápido que nunca y llega con la lengua fuera. Cuando el pirata Hugo Pata Palo lo ve, se asusta mucho.

-¿Qué has visto Floro? –le pregunta muy preocupado-. ¿Qué ha pasado? ¿Esa cosa te ha hecho algo? ¿Te…?

Floro no deja terminar la pregunta al capitán, quiere contarle todo pero no puede porque aún no se ha recuperado del susto.

-Es un co co co… –intenta decir pero no le sale.

-Tranquilo Floro –le dice mientras le acaricia la cabeza-. Cuéntame lo que has visto

- Es un co co cocodrilo gigante y verde. Creo que es el el el más grande de estos mares, capitán, y el más rápido…

-¡Eso si que no! -exclama Pata Palo muy enfadado-. ¡El más rápido soy yo! Ahora mismo vamos a ver a ese cocodrilo de pacotilla y se va a enterar de quién es el pirata Hugo Pata Palo. ¡Tripulación,  leven anclas! ¡Rumbo al cocodrilo gigante!

El barco del pirata es uno de los más rápidos que existen en el mundo y enseguida se coloca al lado del cocodrilo, que en ese momento está descansando en la orilla de la isla donde tiene su casa. A Pata Palo le da igual y le llama a voces.

-¡Eh, cocodrilo! –le grita con todas sus fuerzas desde la cubierta del barco-. ¡Despierta de una vez!

El cocodrilo abre uno de sus grandes ojos y gira su enorme cabeza hacia donde está el pirata.

-¿Quién osa interrumpir mi siesta? –contesta muy enfadado-. ¿Acaso no sabes quién soy? ¡Soy el cocodrilo gigante verde-green! ¡Soy el cocodrilo más grande y temible de estos mares!

-¿Tú temible? ¡Yo sí que soy temible! ¡Soy el pirata Hugo Pata Palo!

-¿El pirata Pata qué?  –pregunta el cocodrilo poniendo una cara muy divertida al ver cómo se enfada el pirata-. No sé quién eres…

-¡Eso es imposible! –contesta el pirata muy muy enfadado-. ¡Todo el mundo sabe quién soy! ¿Acaso no has oído mi canción?

-¿Tu canción?  -responde muy sorprendido el cocodrilo gigante verde-green.

- Si –contesta muy orgullo-. ¡Vamos Floro, canta para que se entere este cocodrilillo quién soy yo!

El pobre Floro, que está sentado en el palo mayor recuperándose aún del susto de su primer encuentro con el cocodrilo, se sobresalta al oír los gritos que está dando su capitán. Floro traga saliva, se aclara la voz bebiendo un poco de agua de su vaso-bebedero, cuenta en bajito hasta tres y empieza a cantar.

“Soy el pirata Pata Palo, soy muy alto y corpulento, y me pongo un gran parche en el ojito derecho;

como todos los piratas vivo en un bonito barco, fabricado de madera como mi pata de palo;

voy en busca de tesoros con mi gran amigo Floro, navegando por los mares y comiendo calamares;

duermo mirando a la luna y a las estrellas que brillan, sueño con vivir aventuras, muy locas y divertidas”.

-Mmmmmmmmm…una canción muy bonita –dice burlándose el cocodrilo-, pero sigo sin saber quién eres.

-¡Bueno, ya está bien! –grita el pirata muy enfadado y saltando sobre la cubierta de su barco una y otra vez haciendo mucho ruido.

-Ja ja ja –se ríe el cocodrilo con toda su bocaza abierta-. Ten cuidado que te vas a caer al agua de tanto saltar, ja ja ja….

A Pata Palo se le estaba poniendo la cara roja del enfado que tiene.

-¡Eres un cocodrilo muy maleducado! –le grita el pirata-. ¡Te voy a dar una lección!

-¿Tú a mí? –le contesta el cocodrilo gigante verde-green muy sorprendido.

-Si, a ti –le dice el pirata poniendo su cara más temible-. Te reto a una carrera por el agua y el que pierda se va para siempre de esta isla.

-Por mí vale –contesta el cocodrilo muy sonriente-.Ya puedes ir haciendo las maletas porque no me vas a ganar.

-Eso ya lo veremos, porque yo, el pirata Hugo Pata Palo, soy el nadador más rápido de estos mares.

-Deja de hablar y empecemos ya.

Pata Palo y el cocodrilo gigante discuten durante un rato sobre el recorrido que van a hacer. Por fin llegan a un acuerdo: tienen que nadar desde una punta de la orilla de la isla hasta la otra, dar la vuelta y nadar hasta el barco del pirata y el primero que toque el cascarón será el ganador.

Los nadadores se colocan en sus puestos de salida y Floro se prepara para dar comienzo a la carrera.

-¡A la de una, a la de dos y a la de…tres! –dice muy muy fuerte Floro.

Pata Palo y el cocodrilo gigante empiezan a nadar muy muy rápido. El pirata se adelanta un poco.

-¡No conseguirás ganarme! –dice el cocodrilo mientras alcanza al pirata.

Van muy igualados porque los dos son muy buenos. Llegan al final de la orilla, dan la vuelta y se acercan al barco. Ahora es el cocodrilo el que va el primero.

-¡Ahora verás de lo que soy capaz! –grita el pirata y empieza a nadar más y más deprisa-. ¡Voy a ganar!

El pirata alcanza al cocodrilo muy cerquita ya del barco. Se miran el uno al otro abriendo mucho los ojos y apretando los dientes.

-¡Ganareeeeeeeeeé yo! –dice el cocodrilo.

-¡Nooooooo! ¡Ganareeeeeeeeeeeé yo! –responde Pata Palo.

Pero no, no ganaron ninguno de los dos. Perdieron tanto el tiempo en decirse cosas, que cuando se dieron cuenta ya estaban al lado del barco y al girar de nuevo la cabeza chocaron a la vez con el cascarón.

-¡No puede ser! -grita malhumorado el pirata-. ¡Hemos llegado los dos al mismo tiempo!

-¿Ahora qué hacemos, sabelotodo? –pregunta el cocodrilo todavía aturdido por el coscorrón.

-No sé, no contaba con esto –dice Pata Palo muy pensativo-. Le preguntaremos a Floro que ha visto toda la carrera. ¡Floro! ¿Dónde estás? ¡Ven volando!

Mientras Floro va volando lo más rápido que puede para llegar al lado de su amigo, el pirata y el cocodrilo se acercan a la orilla y se tumban en la arena a descansar y a recuperar fuerzas porque la carrera ha sido larga y muy dura.

-Hola capitán, ya estoy aquí –le dice Floro mientras se cuadra ante él llevándose una de sus alas a la altura de la frente-. ¿Qué necesita?

-No sé si te has dado cuenta de que hemos empatado la carrera y me preguntaba quién ha estado más tiempo por delante del otro –le comenta el pirata Pata Palo en un tono un tanto chulo porque piensa que ha sido él.

-Me temo capitán que ninguno de los dos –contesta Floro un poco asustado porque sabe que el pirata se va a enfadar-. Han estado muy igualados…ninguno ha sido más rápido que el otro.

-¡No puede ser! –grita malhumorado Pata Palo-. ¡Yo soy el más rápido de estos mares!

-Bueno, hasta ahora –le replica el cocodrilo gigante en  tono de guasa-. No ha conseguido ganarme, jajajajaja. Ya se lo dije antes de empezar la carrera. Y ¿qué hacemos?

El pirata se toca la cabeza con una mano y pone cara de estar pensando. Pasa un minuto, pasan dos…y Pato Palo sigue pensando y tocándose la cabeza. Es una decisión difícil para él porque tiene que reconocer que no ha ganado y él está acostumbrado a ganar siempre. Pero al final da con la solución. 

-Creo que lo más justo es que no se marche ninguno y que compartamos la isla –dice el pirata resignado-. Me he dado cuenta de que no siempre se gana y que hay que saber aceptarlo. ¿Te parece bien?

-Me parece muy pero que muy bien –contesta el cocodrilo gigante muy contento-. He de reconocer que has sido un competidor muy duro y muy rápido.

-Tú también lo has sido, amigo cocodrilo –le dice el pirata mientras le da la mano en señal de amistad.

-Gracias –le responde el cocodrilo muy satisfecho-. Ha sido un gran día porque al final he conseguido un amigo y para mí eso es muy importante. Me cuesta mucho hacer amistades porque cuando me ven tan gigante y tan verde-green se asustan.

El pirata Hugo Pata Palo asiente con la cabeza porque a él le pasa lo mismo.

-La verdad es que es muy divertido tener a alguien con quién hablar y sobre todo jugar –dice muy sonriente el pirata.

-¡Cuánta razón tienes, amigo pirata! –exclama el cocodrilo abriendo mucho la bocaza que tiene-. Te invito a ti y a tu amigo Floro a comer a mi cueva-casa.

Pata Palo y Floro aceptaron la invitación del cocodrilo gigante verde-green y los tres se fueron juntos como tres grandes amigos. Desde aquel día, el pirata y el cocodrilo se hicieron inseparables y todos los años hacían la misma carrera para celebrar su amistad.

Y verdín verdeado, esta nueva aventura se ha terminado. Hasta la siguiente, amiguitos.