jueves, 19 de enero de 2012

El gran mago Hugo


A Hugo le gusta mucho la magia. Se lo pasa muy bien cuando su tito Antonio le hace trucos. A veces le saca una moneda de la oreja…
-¿Qué tienes aquí Hugo? -le dice su tito mientras mueve los dedos detrás de su orejita.
-No sé tito, no lo veo –responde.
 -Ayúdame a decir las palabras mágicas “abracadabra pata de cabra” –le dice al oído-, y enseguida lo verás.
A la de una, a la de dos y a la de tres…y los dos pronuncian las palabras a la vez.
-¡Tatatachán!-dice el tito en voz alta-. Mira lo que tengo en la mano, una moneda de oro de chocolate, ¿te gusta?
-¡Siiiii, me gusta mucho! –responde Hugo muy contento-. ¡Otro por favor tito, otro!
-Vale. Fíjate bien ahora, ¿ves este muñequito que tienes aquí? -le pregunta muy serio su tito.
-Claro que lo veo tito –dice Hugo muy seguro-, es un osito chiquito y lo tienes en la mano, pero ¡ya no está! ¿Dónde está tito?
 -Ha desaparecido –afirma mientras mueve la boca como si masticara.
-¿Puedes hacer que vuelva a aparecer mi osito, tito? –pregunta Hugo aun muy sorprendido.
-Si lo deseas mucho mucho mucho, seguro que puedo. Concéntrate en el muñequito, cierra los ojos y ábrelos cuando te diga, ¿vale?
-Vale –dice Hugo muy obediente-. Pero ¿seguro que puedes?
-Por supuesto que sí, soy un mago –contesta el tito Antonio-. Tú cierra los ojos y cuando cuente hasta tres los abres a ver qué pasa.
Hugo cierra los ojos muy muy fuerte, tan fuerte tan fuerte tan fuerte, que parece que los tiene pegados.
-Uno –empieza el tito Antonio a contar en alto-, dos y tres… ¡ahora Hugo!
Y Hugo abre los ojos, se fija en la cara de su tito, está colorada y hace ruiditos con la garganta…y de repente, ¡alehop! Por arte de magia sale el osito chiquito de la boca de su tito.
-¡Oooohhhh! ¿Cómo lo has hecho? –pregunta Hugo muy asombrado.
-Con magia –contesta muy cariñoso.
-Tito, ¿yo puedo hacer magia como tú?
- Claro que sí cariño,  es muy fácil –le dice muy sonriente-. Vamos a empezar con un truco muy divertido. ¿Quieres que te enseñe a sacar un muñequito del sombrero de mago con una varita mágica?
-¡Siiiiii! –contesta Hugo entusiasmado-. Pero no tengo sombrero, tito…y tampoco varita mágica.
-Pues eso hay que solucionarlo. Vamos a tu cuarto de juguetes a ver que encontramos.
Entran los dos al cuarto de juegos y enseguida a Hugo se le ocurre que puede utilizar para convertirse en un mago.  Ve el cubo de la playa, lo coge y se lo pone de sombrero. ¡Ya tiene sombrero de mago! Pero todavía le falta la varita mágica. Hugo mira y mira hasta que por fin encuentra lo que busca: ¡la pala de la playa!
-¡Perfecto Hugo! –le dice el tito Antonio muy orgulloso-. ¡Ya eres un mago! ¡El gran mago Hugo!
-Entonces ahora ya puedo hacer magia –dice Hugo muy contento-. Pero ¿cómo se hace tito?
-Escucha –le dice el tito en bajito para que nadie se entere-, nunca le he contado a nadie cómo se hace el truco del sombrero, serás el primero y será nuestro secreto, ¿quieres?
-Si –responde Hugo hablando también en bajito.
-Vale –le dice y le guiña un ojo-. Primero lo hago yo para que veas cómo se hace y luego lo haces tú. Tienes que estar muy atento. 
El tito Antonio coge el osito pequeñito con la mano derecha y la cierra muy muy bien para que no se vea; con la otra mano coge el cubo-sombrero y se lo enseña a Hugo para que vea que está vacío.
 -Ahora Hugo –le dice el tito muy serio- llega el momento más difícil porque tienes que meter el muñequito dentro del cubo-sombrero cuando nadie te vea, tienes que hacerlo muy rápido, tan rápido como lo hago yo.
Hugo sigue muy atento todos los movimientos que hace el tito. El siguiente paso es mucho más sencillo.
-Fíjate, ahora cojo la pala-varita mágica, le doy vueltas alrededor del cubo-sombrero y digo las palabras mágicas: “abracadabra pata de cabra” y ¡alehop! dentro del cubo-sombrero aparece el muñequito.
-¡Ooooohhh, tito! –exclama Hugo con los ojos muy abiertos-. ¡Qué chulo! Ahora me toca a mí.
El tito Antonio le da el cubo-sombrero y la pala-varita mágica a Hugo y el gran mago Hugo comienza a hacer el truco. Pero tiene un problema, su mano es más pequeña que la de su tito y aunque cierra bien la mano se ve el osito. ¿Qué puede hacer? Al tito se le ocurre una idea.
-No te preocupes Hugo –le dice para tranquilizarle-. Como tienes puesto un jersey, lo que puedes hacer es esconder el muñequito en una de las mangas. Mira cómo lo hago yo.
El tito metió el osito en la manga a la altura de su muñeca y ¡problema solucionado!
-Gracias tito, ahora voy a probar yo –dice Hugo muy dispuesto-. Escondo el osito en esta manga sin que nadie me vea, cojo con la otra mano el cubo-sombrero , lo enseño para que se vea que está vacío y me lo cambio de mano, entonces meto el muñequito dentro del cubo-sombrero sin que me vean y… ¿qué tal lo estoy haciendo tito?
-¡Genial! –le responde muy satisfecho- , lo estás haciendo fenomenal.
Hugo se pone muy contento y sigue con el truco. Coge la pala-varita mágica, empieza a dar vueltas con ella alrededor del cubo-sombrero y dice las palabras mágicas
-¡Abracadabra pata de cabra! Y mira tito, aquí está el osito, dentro del cubo-sombrero.  
El tito Antonio aplaude muy muy fuerte.
-Muy bien Hugo, eres todo un mago, el gran mago Hugo.
Hugo repitió el truco muchas veces y cada vez le salía mejor, porque las cosas se aprenden haciéndolas una y otra vez. Se lo enseñó a todos los que estaban reunidos en su casa y a todos les encantó.  Y así fue como Hugo se convirtió en mago por un día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario